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Fotocopiados


Una acción colectiva, instalaciones panfletos, arte de calle, cartografía geo-politica. El arte como activismo era la alternativa para afrontar mis propias preocupaciones, esto me hizo reflexionar y ser activo en el colectivismo y mi compromiso político.
El cuerpo migrante, desplazado, prostituido, el cambio de género, una pieza que sin pensarlo ya habla de lo post-colonial.

Solo Buenos Aires me podía dar la oportunidad de explorar mis inquietudes e ideas de forma fluida, esa ciudad te inyecta la rabia para transformar sus furias.

El espacio urbano como escenario político fue posiblemente lo que motivó el hacer un proyecto como Fotocopiados. Está tan normalizada la cosificación del cuerpo femenino que cuando encontré la metáfora  con la situación post-colonial de los países latinoamericanos no podía ser más coherente la propuesta. Ya mi situación de inmigrante en  Buenos Aires me inspiraba hacer arte político, me pedía salir a la calle, hacer performance. 

Auxiliado con mi tribu de amigxs, la mayoría inmigrante, pegando panfletos en las paradas de buses, los carteles comerciales, cabinas telefónicas y demás espacios públicos. Volantes inspirados en los decadentes panfletos originales donde se vendían el sexo femenino como un producto más de la cotidianidad propia del capital, oferta y demanda. 

Hice las sesión de fotos. Transformé  los nombres de los prostíbulos, las calles de sus respectivas ubicaciones y sus teléfonos, por el nombre de las naciones, sus capitales y respectivas  superficies, las fechas de inicio de la colonización y cambios de dictaduras o intervenciones. Fué la primera vez que intervine mis fotografías con cinta y mis primera acción-performance, donde en los días del bicentenario de Argentina y 12 de Octubre accionamos. 

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En el bicentenario panfleteamos, distribuimos en todos los  espacios públicos donde estaban los volanteros que promovían los prostíbulos. Tres amigas, Michelle, Dole, ambas boricuas, afro descendientes y Brilly, colombiana, indígena descendiente repartían los panfletos igual que los mismos hombres (normalmente eran hombres que los distribuían) que repartían  las ventas de las mujeres.

 

El cambio del cuerpo femenino al  masculino fue la primera reacción de extrañeza , pero lo que a la gente le chocaba y desconcertaba más eran los detalles de las fotografías intervenidas, con esos datos históricos y descripciones. Valían más que mil palabras las reacciones de quienes los tomaban,  muchxs se ofendían, muchxs se violentaban. 

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Esa misma noche, junta la multitud, un encuentro histórico donde se reunían el socialismo sudamericano en máxima ola, da  Silva, Correa, Morales, Mújica, Piñera, Lugo, Chávez saludaban el bicentenario y abrazaban una izquierda de la mano de un kirchnerismo  que movían los sentimientos vivos de una Argentina tan unida como la cerámica que se rompe y ellxs mismxs vuelen a unir.  

En la noche rabiosa de festejos, reclamos y visibilizaciones de todo tipo, se unieron a la pandilla mas amigxs, la mayoría inmigrantes que nos cuestionábamos el sistema. Hicimos que la acción se convirtiera en colectiva llevando los volantes a todos los espacios posibles: símbolos de arquictectura, espacios con función pública y sociale, dentro de las iglesias, en la parada de bus del congreso, en restaurantes, lugares comunes …con el espíritu que solo la juventud y al anarquismo dejan fluir; arte político, solo en la calle cobra sentido.  

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El 12 de Octubre cuando volvimos a repetir la acción, solo conté con Elise para la performance, una amiga activista, feminista, afro descendiente de Canadá. ¡Ella fue tan valiente!, le dio un carácter distinto a la acción, se apropió de ella. Acordamos que a la hora de entregar el panfleto se felicitaría al transeúnte por sus más de 500 años siendo colonizados, la seguridad con que se desenvolvía la acción en el agitado centro de Buenos Aires quebraba constante con la cotidianidad que trascurría allí.  

Entendí  el cuerpo como arma política porque comprendí que el cuerpo es lo primero que se controla y se corrompe.  

Llevé este proyecto a un espacio expositivo, Casa Brandon, un club de arte y cultura LGTBIQ. Quedé satisfecho con las instalaciones en los baños del espacio y las muestras de las fotografías originales intervenidas,  más cuando lo comparo con el arte en la calle, la performance, la improvisación, la adrenalina, la insurgencia en la acción, no tiene comparación con ninguna forma de arte en mi producción posterior. 

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